Entradas

SUPOSICIONES

  ¿Por qué simplemente no podemos abandonar las expectativas que tenemos de los demás? Nos empeñamos en crear un mundo de fantasía inmerso en nuestra imaginación descontrolada que no solo hace que idealicemos las cosas, sino que también nos convierte en personas materialistas, oprimidas e ingenuas que acaban volviéndose egoístas y obsesivas ante un pedestal de creencias que nosotros mismos hemos creado. No creo que esa sea la mejor manera de conseguir lo que ansiamos, ni tampoco el mejor camino para construir nuestros sueños.

SIN NOMBRE

  Sin nombre, era de estatura media, con ojos pequeños y cerrados pero  intensos y verdes como las esmeraldas. Su cabello era negro, canoso y largo cual crin del caballo que galopa en campo abierto, al que siempre acompañaba con un sombrero parecido al de un bufón para disimular las calvas que se le hacían con el paso del tiempo en la cabeza. Las ropas que usaba eran poco usuales, siendo así tan peculiares que pantalón, camisa y casaca de colores morados y púrpuras  con hilos dorados estaban bordados. También los mocasines típicos de la época de color negro, que andaban ya desgastados por los largos recorridos que el señor se trazaba, caminos que iban desde las montañas hasta las orillas de los mares, todos lugares dignos de ser nombrados  “naturaleza”. Solía caminar como los ancianos que acudían a palacio los domingos para ver bailar a las muchachas cuales alegres y hermosas danzaban por la sala, a paso lento y con la espalda encorvada ayudado de un bastón para no perder el equilibrio

ESPECIAL

  Creo entender por qué no consigo sentirme parte de esta vida. Mi ausencia durante las conversación que mantiene la gente a mi alrededor, las conversaciones que mantengo con ella pero que nunca soy capaz de acabar. El sentimiento que siento cuando descubro que no consigo encajar, que nadie parece notar mi presencia incluso cuando no estoy. La soledad que no abandona mi pecho…esa que no siempre estuvo ahí. Me negué a creer que era diferente, que mis ideas no encajaban con el resto, que las miradas extrañas no se debían a mis constantes silencios. Nunca pensé que hubiera algo malo en mí, pero supongo que me equivoqué. Ella me lo dijo, y aunque no quería creerlo, empecé a darme cuenta de que tenía razón. -Quizá deberías dejarlo-dijo ella con sus largas pestañas enredándose al sol. – No puedo tengo que saberlo. -Pero es imposible, lo s libros no siempre tienen la solución para todo. Aunque te rindas sabes que no significa que te es indiferente, tú has sido lo suficientemente valiente com

NUEVAS PRADERAS

  Annabel miraba por la ventana, sus sueños se veían reprimidos por un simple cristal y un par de paredes que se cernían sobre ella. Había tres niños jugando en el césped frente a la gran casa de campiña, corriendo a lo lejos y revolcándose por el suelo. Se veían felices  pensando sin dudar que debieran ser los hijos de las sirvientas, o incluso de la cocinera, creía recordar que tenía un hijo aunque no aparentaba ser muy joven, debía de estar alrededor de los 30, suponía la joven. Mientras seguía con la mirada el recorrido de los niños, se fijaba en el maravilloso día primaveral que hacía en el inmenso prado, cómo las flores de diversos colores adornaban el paisaje, un espléndido cielo despejado se extendía sobre sus cabezas y el resplandeciente círculo amarillento en lo más alto estaba. Cómo deseaba Annabel estar allí, sintiendo la hierba bajo sus pies y el aire revolver sus largos rizos castaños. Pero eso era algo inalcanzable para ella y aún seguía sin comprender por qué. -¡Señorit

QUIZÁS ES MIEDO

  Es divertido ver cómo a veces te cuesta tanto dejar ir las cosas que más esfuerzo te han costado. Puede que sea porque en el fondo sabes que no quieres desprenderte de ellas, o por miedo a que los demás no le tomen tanto cariño como les tienes tú. Puede que también sea porque en ellas siempre hay un pedazo de tu ser, y dejándolas ir, quedas completamente al descubierto. Y eso te da miedo, te da miedo que los demás vean a través de ti, que se atrevan a opinar por ti, a analizarte, a criticarte… Pero ese es solo otro paso que hay que dar, porque sabes que lo mejor de ti merece ser conocido, cada pedazo de tu ser merece una oportunidad en el mundo de allá afuera. Tú mismo mereces una oportunidad, siempre. Por eso creo que es uno de los sentimientos más reconfortantes, quizá no en el momento, pero sí a la larga. Quiero dar así las gracias a todos los que se molestan en compartir sus trocitos de ser, los secretos, la creatividad, la imaginación del rincón más profundo de sus mentes, para

PEQUEÑOS DESTELLOS

              No me gusta el sonido de los helicópteros, traen malos augurios y desgracias, No me gusta la sensación que deja el sonido de las hélices en mis oídos, hacen que mi interior se remueva, hacen que vuelva a temblar, De frío, miedo…de dolor. Odio que me hagan revivir un pasado enterrado, lleno de vacíos y de arrepentimientos, porque no quiero pensar, porque no quiero volver atrás, porque no quiero enfrentarlo… No me gusta el sonido de los helicópteros, porque en mi presente, hacen que recuerde quien soy.

NUBES, UNA BELLEZA PURA

  Las nubes un paraíso sin fin. La luz atraviesa las finas capas de la aglomeración de partículas que forman tan enrevesada y entretenidamente esos maravillosos cuerpos flotantes. Adornan de forma tan distraída ese cielo azul y no tan claro que nos es común a todos. Y sin darnos cuenta siempre están rondando por ahí, dentro de su propio reino, observándonos, llenándonos de sorpresas y haciendo de cada día uno diferente. Dejando caer sus pequeñas gotas sobre nosotros, provocando desastres y a veces llenándonos también de alegrías. Y yo hoy me pregunto ¿cómo es que siempre pasan desapercibidas para nosotros? ¿Cómo es que no nos sentimos maravillados por los mares que inundan durante las puestas de sol, o la almohada que forman en lo alto de las montañas, haciéndonos creer que podemos volar? ¿Por qué no nos deslumbramos al ver cómo luchan entre ellas para ver quién se convierte en la más grande? ¿ Por qué nunca nos damos cuenta cuando desaparecen porque están tristes y buscan consuelo en